S: CUENTOS
FC: EL HOMBRE QUE SABÍA GRAMÁTICA
1: En aquel país había gente muy interesada en la gramática. Eran estudiosos que pensaban que la gramática era lo más importante que tenía la vida. Por lo tanto, escribían libros, enseñaban, y no toleraban que nadie cometiera errores sin marcarlos inmediatamente. Un día, un gramático iba por un camino que no conocía –los gramáticos conocían muy poco los caminos-, y se cayó a un pozo bastante profundo. Allí permaneció afligido y lleno de dolores, sin saber qué hacer.
3: El tiempo pasaba y el hombre veía que la luz del día se iba apagando. -¿Qué será de mí? –se lamentaba-. Ni un alma pasa por este camino. Estaba muy atento a los ruidos y por fin le pareció escuchar que alguien se acercaba. -¡Socorro! –empezó a gritar alborotado-. -¡Sáquenme de este pozo! ¡Socorro!
4: Un caminante, que venía de recorrer lejanas ciudades, se asomó al agujero a escuchar los gritos y preguntó: -¡Qué a usted le está pasando? -¡Amigo, me caí y no sé cómo salir! –casi lloró el gramático. -¡No afligirse! Contestó el viajero-. Con soga y escalera lo sacaré yo. Espérese un rato. Yo le traigo. -Bien, amigo pero aguarde un momento –lo detuvo el gramático-. ¿Por qué habla usted tal mal? Por ejemplo, no se dice “Yo le traigo”. Se dice “Yo las traigo”, porque se refiere a la soga y a la escalera. ¿Comprende?
5: El caminante se quedó perplejo, sin saber qué hacer. -¿Sí? –murmuró rascándose la cabeza-. Lástima que tan mal habla uno. Bueno, mientras voy a corregirme yo, espérese nomás usted. Y continuó su camino sin más comentarios. Laura Devetah, El hombre que soñó. Cuentos orientales. Buenos Aires, Colihue, 1995.